La prensa durante la época isabelina
La prensa experimentó diferentes periodos durante el reinado de Isabel II. ¿Cuánto sabes sobre ello?
Irene Gómez Díaz
Madrid, siglo XIX
La principal característica del inicio del siglo XIX fue la inestabilidad política. A partir de 1843, esto cambia ya que con 13 años es reconocida como reina Isabel II después de la regencia de su madre. Se inicia en España la etapa isabelina, que dura 25 años y está caracterizada por la estabilidad y el proceso de implantación del liberalismo en el país. En 1843, después de una larga guerra civil, los liberales llegan al gobierno de la mano de la reina.
En 1845, comienza la elaboración de una nueva constitución por el partido moderado conservador. Esta constitución establece un modelo de soberanía compartida por las Cortes y la reina, quien se va a caracterizar por tener un talante ultraconservador y por apoyarse en la burguesía conservadora.
La primera etapa del reinado de Isabel se conoce como década moderada (1843-1854), con un claro predominio de los intereses conservadores en la prensa, en la política y en las elecciones. El líder del partido moderado y de la burguesía conservadora era Narváez, quien creía en un liberalismo restringido o censitario (derecho a voto censado y limitado a aquellas personas que tengan determinados niveles de renta de propiedades). Esta primera etapa no es buena para la prensa ya que los conservadores son partidarios de establecer límites en la profesión como la implantación de unos tribunales especiales para juzgar los asuntos relacionados con las publicaciones.
Durante esta etapa tiene lugar un acontecimiento histórico en Europa: la revolución de 1848, una revolución social que se expande por Europa con la entrada del movimiento obrero, gracias a las ideas de Karl Marx. La viralización de los principios de Marx van a tener una repercusión negativa para la prensa española, ya que se somete a una mayor censura.
Es en este contexto donde aparece el gran periódico del partido moderado: Diario la Época (1849) con un carácter elitista, un diario muy serio, formal, con muy poca tirada y que se vendía por suscripción, pero era el favorito de la aristocracia. Le caracterizaban sus crónicas dedicadas a la alta sociedad y por sus publicaciones relacionadas con la bolsa. Este periódico es clave para entender el conservadurismo español, con Cánovas del Castillo como figura visible de esta ideología. La Época es el primer ejemplo de periódico político, vinculado a una cierta clase social y con unos lectores “fieles”.
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Retrato de Cánovas del Castillo, figura clave conservadora
A mediados del siglo XIX, la economía española comienza a desarrollarse y, un siglo después de su aparición, llegan a España las repercusiones de la Revolución Industrial iniciada en Reino Unido, con un gran crecimiento de las grandes ciudades y sus metrópolis como Madrid y Barcelona. Se crean también las primeras líneas de ferrocarril (Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez) y el telégrafo gracias a la inversión extranjera. En este momento aparece un nuevo estilo de periódicos, con una prensa industrial e informativa en forma de sociedades anónimas. El desarrollo industrial va a implantar numerosas mejoras en el campo de la prensa, sobre todo en los avances técnicos de la imprenta que impulsarán aún más este nuevo modelo.
El primer periódico considerado precursor de este tipo de periodismo se llamaba Las Novedades (1850-1872), dirigido por Ángel Fernández de los Ríos. Es una publicación que tiene como materia prima fundamental la noticia y la información. Pretendía recoger los nuevos tiempos y alejarse de los periódicos partidistas y elitistas anteriores. A partir de este momento los periódicos filosóficos y/o científicos pasan a un segundo plano mientras que los periódicos “industriales” se imponen. Hasta ahora tenían poca tirada, pero con este cambio pasan a ser más estables.
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Ángel Fernández de los Ríos, fundador de Las Novedades
Los progresistas, marginados del poder por Isabel II, lanzaron Las Novedades para preparar así un golpe de estado culminado en 1854. Este golpe de estado va a iniciar una etapa conocida como Bienio Progresista (1854-1856), que comienza con el pronunciamiento de Vicálvaro. Los progresistas tenían periódicos e influencias en el ejército, que era un sector muy importante de controlar para llegar al gobierno. Ese mismo año llegó La Iberia, el principal periódico progresista (1854-1898). La Iberia es un órgano vital para entender la historia del partido progresista y de su jefe político: Práxedes Mateo Sagasta.
La diferencia entre Las Novedades y La Iberia es que el primero era un periódico informativo, mientras que el segundo era un periódico político vinculado a Sagasta y cuyos intereses eran también políticos. Lo mismo que era La Época para Cánovas, sería La Iberia para Sagasta.
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Sagasta, jefe de La Iberia
En este bienio hay un gran desarrollo de la prensa gracias a, entre otras cosas, la Ley General de Educación de 1857, la Ley Moyano. A partir de aquí la educación primaria pasa a ser obligatoria, una decisión que repercute de manera muy positiva en la prensa ya que combate el analfabetismo, uno de los principales problemas en el país y un problema aun mayor para las zonas rurales alejadas de las grandes ciudades. A pesar de ello, los ayuntamientos no tenían dinero para pagar a los maestros, por lo que no era posible efectuar completamente la ley, provocando que el nivel de alfabetismo en España fuera mayor que en el resto de Europa.
En 1857 se inicia otra etapa en la historia de España que abarca desde 1857 hasta 1868: la década de la Unión Liberal. La Unión Liberal era un nuevo partido político que agrupaba a los más moderados de los conservadores y los más moderados de los progresistas, intentando elaborar una fusión y un acuerdo para evitar un enfrentamiento, con Leopoldo O'Donnell a la cabeza. Esta unión no funcionó. El periódico más importante y exitoso de esta etapa nace en 1858 con el nombre de La Correspondencia de España (1858-1925).
El sistema centrista de La Unión Liberal no satisfacía a nadie. Los progresistas que estaban fuera del gobierno comenzaron a hacer una oposición muy dura contra él desde La Iberia. En la década de 1860, La Iberia y el partido progresista elaboraron una medida de protesta por no participar en la política llamado retraimiento electoral. Defendían que al no poder participar en el gobierno, no querían formar parte de él. En 1866 se produjo un intento de golpe de estado con la sublevación del cuartel de San Gil y fueron reuniendo fuerzas en torno al periódico La Iberia.
En este ambiente de incomodidad, el 16 de marzo de 1867, comienza a circular en las calles madrileñas un periódico muy importante en la historia del periodismo: El Imparcial (1867). Este periódico aglutinaba a aquellos sectores de la sociedad (ejército y universitarios entre ellos) con un claro carácter ideológico progresista, informativo, de empresa y moderno. Con la llegada del ferrocarril y telégrafo aparecen en todo el territorio nacional diferentes diarios regionales como El Diario de Cádiz, El Faro de Vigo, la Voz de Galicia, etc.
El Imparcial se va a unir con La Iberia para pedir el fin del reinado de Isabel II y para introducir la siguiente etapa de la historia española: el Sexenio Democrático (1868-1874). El fin del reinado de Isabel se produjo con la Revolución de la Gloriosa en 1868 tras la firma del pacto de Ostende entre progresistas demócratas y unionistas con Serrano a la cabeza.
Esta etapa se caracteriza por poseer una libertad de prensa total sin restricciones y por la constitución de 1869, donde se incluía el sufragio universal masculino. Se presentan los primeros periódicos socialistas y republicanos. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se funda el 2 de mayo de 1879, con Pablo Iglesias a la cabeza, que gozaba de buena fama al ser el editor de un periódico del sexenio. La Emancipación y El Socialista destacaron entre todas las publicaciones de esta línea. El Imparcial seguía siendo el periódico más exitoso del momento: encontró una fórmula periodística y un modelo de negocio que les permitía mantener esa postura. En muy poco tiempo empezó a rivalizar con La Correspondencia. En este momento se publica La Ilustración Española y Americana (1869-1921), una revista que pretendía fomentar la lectura desde la infancia, y un modelo que intercalaba imágenes con texto.
El final del siglo XIX está marcado por la búsqueda de un sucesor para el trono de España que Isabel II había dejado. Las Cortes decidieron que Amadeo de Saboya, candidato italiano, se convirtiera en el rey.
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Amadeo I de Saboya, sucesor de Isabel II y decretado rey por las Cortes
Por todo ello, la segunda mitad del siglo XIX es un gran momento para la prensa. A pesar de que se sujetara a algunas restricciones, la circulación de periódicos y el papel de la prensa era cada vez mayor y más influyente en la sociedad.
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