Independencia, Constitución y Fernando VII
El principio del siglo XIX, siglo de la prensa y del liberalismo, está marcado por la Guerra de Independencia, la Constitución de 1812 y por el agitado reinado de Fernando VII
Irene Gómez Díaz
Madrid, siglo XIX
El inicio del siglo XIX está marcado por la Guerra de Independencia y por la Constitución de 1812, la primera de la historia de España. En 1810, la prensa cambia su actividad por completo con el decreto de la libertad de prensa. Los intelectuales y la burguesía española se refugió en Cádiz, donde empezaron a circular multitud de periódicos. A medida que avanzaba la guerra, los periódicos gaditanos se desplazaron a Madrid. El final del conflicto, para decepción de los liberales, se saldó con una mayoría social que apoyaba la vuelta del Antiguo Régimen y con la restauración de la monarquía absoluta.
Aclamado por el pueblo, Fernando VII retornó del exilio como heredero. El pueblo le apodó "El Deseado". A pesar de que el monarca reconociera la Constitución de 1812, la anuló y con ello su libertad de prensa desde 1815 hasta 1833, exceptuando el periodo del Trienio Liberal. Actuó de forma tiránica cerrando todos los periódicos menos la Gaceta de Madrid , que era el periódico oficial del estado.
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Retrato de Fernando VII "El Deseado"
Los liberales, incluyendo los defensores de la libertad de prensa, tuvieron que exiliarse a Francia, a París. Desde 1815, la historia de la prensa española se desarrolla en Londres, capital del liberalismo. Una de las figuras más relevantes es José María Blanco White. Nacido en Sevilla, el periodista, que se había mostrado crítico en Semanario Patriótico, marchó a Londres para no volver. Publicó allí El Español, donde se mostró crítico con la situación política española, apoyó la revolución de los hispanoamericanos por la autonomía de los territorios y en contra de la religión católica. El Heraldo de Londres, junto con El Español, se convirtió en el centro de la prensa española liberal y en la representación de la oposición de la monarquía. Mientras tanto, en España, Fernando VII cerrando periódicos.
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Retrato de José María Blanco White
El absolutismo siguió abriéndose paso por toda Europa. En 1815, se lleva a cabo el Congreso de Viena en el que se pacta la restauración del absolutismo en todo el continente. Este congreso fue en contra de lo que estaba ocurriendo en el mundo. La libertad ya se había probado con anterioridad y resultaba contradictorio que se volviera a las restricciones masivas de libertad como en la prensa.
La crispación llega a su punto de inflexión el 1 de enero de 1820. El General Rafael del Riego lideró un golpe de estado liberal en Cabezas de San Juan. El ejército, siendo una institución muy importante y considerada en la sociedad, dio un paso adelante. Otro motivo que llevó a las tropas a pronunciarse fue la falta de información sobre América. Ante el revuelo, el rey Fernando VII se vio obligado a restablecer la Constitución de Cádiz. Se iniciaba así el Trienio Liberal, que duraría hasta 1823.
Durante ese oasis de libertad en el desierto del absolutismo, miles de publicaciones comienzan a circular. La burguesía liberal volvió a tomar el control y se crearon dos visiones políticas en torno al debate de la libertad de prensa y los derechos de voto: la burguesía liberal o progresista y burguesía conservadora o tradicionalista. Cada concepción del asunto hicieron suyos unos periódicos. En el caso de la burguesía liberal, se decantaron por El Zurriago y La Tercerola mientras que la burguesía conservadora adoptó El Censor.
Los dos partidos se dividen de ese modo por sus diferencias en el camino para alcanzar el liberalismo. Los conservadores deseaban el liberalismo de forma progresada mientras que los progresistas lo deseaban al momento. Los liberales, conservadores y progresistas, concebían la prensa y su libertad como un gran refuerzo de su poder. Sin embargo, los conservadores creían en ella con ciertos límites: pensaban que los periódicos y sus propietarios debían tener ciertos límites y plantearon el depósito previo de ejemplares. Consistía revisar las publicaciones previamente a que fueran publicadas. En cuanto a los delitos de prensa, se deseaba que fueran juzgados por tribunales especiales, con una jurisdicción diferente a la ordinaria. Los progresistas se mostraron contrarios a todo ello. En verano de 1822 estalla la guerra entre conservadores y progresistas al no ponerse de acuerdo con sus diferencias.
En diciembre de ese mismo año tiene lugar el Congreso de Verona, donde la Santa Alianza decide intervenir en España ante el miedo de que se instaurara un régimen liberal que acabara con el orden europeo. Los ejércitos, principalmente franceses, se movilizaron a España para restablecer la monarquía absoluta.
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Viñeta del Congreso de Verona
En 1823 se pone fin al Trienio y Fernando VII regresa a España. Su última etapa de reinado, la Década Ominosa (1823-1833), se consideró más cruel aún que las anteriores. Los liberales se marcharon de nuevo al exilio a Londres.
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