Amadeo de Saboya dimite
Amadeo I dimite como rey de España y se lo hace saber a las Cortes por carta
Irene Gómez Díaz
Madrid, 11 de febrero de 1873
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Amadeo de Saboya se despide de su más fiel apoyo y presidente del gobierno Juan Prim
El rey Amadeo I ha comunicado su cese en el cargo a las Cortes a través de una misiva. En ella explicaba los motivos que habían llevado a abandonar su posición.
A pesar de postularse como candidato perfecto gracias a sus cualidades militares, políticas y personales, la insistencia del pueblo por la vuelta de los borbones, una España políticamente inestable y el poco reconocimiento de un rey extranjero por parte de la población han llevado al monarca a abandonar la corona y el país. Sus intenciones eran acercar la corona al pueblo y reconocer los valores constitucionales y no ha logrado ninguno de sus objetivos.
En su comunicado se muestra orgulloso y afortunado de haber servido a España, además de haber buscado siempre la paz y lo mejor para el país a pesar de tener escasa experiencia en la política.
«Grande fue la honra que merecí a la nación española eligiéndome para ocupar su trono; honra tanto más por mi apreciada, cuanto que se me ofreció rodeada de las dificultades y peligros que lleva consigo la empresa de gobernar un país tan hondamente perturbado»
A pesar de los cumplidos, Amadeo carga contra el pueblo y sus dirigentes como culpables principales de su partida.
«Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles, todos, invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien»
«Entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley, y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien ha prometido observarla»
Finalmente, se despedía agregando que a pesar de desprenderse de la corona, no lo haría de su amor hacia "una España noble y a su vez desgraciada" y lamentaba no poder haber hecho nada más por ella.
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