La prensa escrita combativa desde el exilio
Durante la Guerra Civil y el posterior régimen franquista, miles de publicaciones escritas y periodistas tuvieron que exiliarse pero permanecieron luchando contra el franquismo desde el exilio
Irene Gómez Díaz
Madrid, siglo XX
Rafael Alberti, emblema del exilio español
Las revistas culturales y de pensamiento son de las publicaciones en las que mayor impacto tiene el exilio. Los intelectuales y periodistas españoles se mostraban afines tanto al Frente Popular como a la República. Esta emigración tiene un fuerte carácter cultural por lo que se puede definir como una prolongación de la llamada Edad de Plata de la cultura española. La primera revista que nace en este contexto es La España peregrina, publicada en México y editada por José Bergamín. No es coincidencia que se publicara en un país como México. Los países hispanoamericanos se postularon como uno de los destinos perfectos al no haber problemas con el idioma y la solidaridad de algunos gobernantes con los intelectuales.
Las revistas culturales adoptaron diferentes tonos y trataron una gran variedad de temas: políticos, creación y crítica literaria, etc. pero siempre coincidiendo con el idilio de la instauración de la democracia en su patria y la conservación de una identidad cultural y nacional. Los autores habían sido colaboradores en grandes medios como La Revista de Occidente, España, Cruz y Raya y Hora de España. Ocurría en revistas como Romance, publicada en México, donde coincidieron grandes escritores como Pablo Neruda, María Zambrano, Rafael Alberti… Las publicaciones tenían un carácter irregular, exceptuando Las Españas, que tuvo algo más de continuidad con autores españoles e hispanoamericanos como José Bergamín, Max Aub, Ramón J. Sender, María Zambrano, León Felipe, y políticos republicanos como Fernando de los Ríos y Margarita Nelken, o Ibérica, una revista de larga vida publicada en Nueva York por Victoria Kent.
México D. F. fue durante los años 40 y 50 la capital de la prensa literaria del exilio español y sede de las instituciones republicanas en el destierro. Sin embargo, en otras capitales hispanoamericanas podemos observar publicaciones como Nuestra España, publicada en La Habana; España Libre, publicada en Santiago de Chile; La Poesía Sorprendida, publicada en Santo Domingo; o Correo Literario, publicada en Buenos Aires y donde colaboraban figuras como Alberti. Con un carácter más político destacan las revistas como Timón, dirigida por el anarquista Diego Abad de Santillán y por el socialista Carlos Baráibar, o la revista Galeuzca.
Por otro lado, Francia fue el destino europeo favorito para los exiliados. Fue una emigración más política y sindical que cultural. No ofrecía la facilidad del idioma que sí que facilitaba Latinoamérica. En París se inicia la nueva etapa de la Revista de Catalunya, con la difusión de la lengua y de la cultura catalanas como principal objetivo. También en París tuvo lugar el “Primer Congreso de Periodistas Republicanos” y la creación de la “Asociación de la Prensa Republicana Española”. También hay un foco importante en Toulouse, verdadera capital política de la prensa del exilio español en Europa: allí nace L’Espagne Républicaine, “Hebdomadaire politique et littéraire”, semanario dirigido por Ricardo Gasset y publicado primero en Toulouse y luego en París. Con un planteamiento similar a Galeuzca, se edita Iberia, autodenominada “Revue des Nationalités Ibériques” (París, 1945), escrita en todas las lenguas habladas en la Península.
El otro foco periodístico del socialismo español fue la nueva etapa de El Socialista en Toulouse, donde seguiría publicándose hasta el final del exilio. La redacción estaba en la sede del PSOE en Toulouse, la administración en París y la impresión se realizaba en Marsella. Siguió la línea política marcada por el núcleo caballerista. Una pequeña parte de la edición se distribuía en el interior de España a través de la organización clandestina del PSOE y de la UGT, con enorme riesgo y sacrificio de sus militantes.
Las publicaciones anarquistas se repartieron también entre París y Toulouse. Solidaridad Obrera, editada en París como semanario, fue prohibida por las autoridades francesas como todas las publicaciones que seguían esta línea editorial.
La prensa comunista prolongó en el exilio los dos principales argumentos de su discurso político durante la Guerra Civil: la voluntad de resistir a toda costa, incluso en los campos de refugiados o durante la ocupación nazi, y la unión de todas las fuerzas republicanas contra el fascismo. El órgano oficial del PCE, Mundo Obrero, reapareció en Toulouse y pasó a publicarse en París un año después. Por las prohibiciones francesas, trasladó su redacción a Praga.
Por último, cabe destacar la intencionalidad de mostrar una imagen de control por parte de la República. Por ello, en México se publica a partir de septiembre de 1945 la Gaceta Oficial de la República que se editó en París, y en París se sustituye a La Nouvelle Espagne por un Boletín de Información de la República Española.
Tabla de la presencia española en los medios extranjeros | Elaboración propia
Como hemos podido observar, tanto México como Francia adoptan a la prensa escrita española durante el exilio. Es allí donde se desarrolla la historia de la mismo durante este periodo de guerra y dictadura. Se puede considerar una producción escrita combativa y crítica con la situación que atravesaba el país.
Menos conocida es la labor de algunos periodistas e intelectuales en los servicios de propaganda británicos. Sobre todo a través del Servicio Latinoamericano de la BBC, inaugurado en 1938 y ampliado a partir de 1940. En sus programas para Hispanoamérica participaron periodistas y escritores como Arturo Barea, Luis Araquistáin, Salvador de Madariaga… En septiembre de 1939 la BBC creó una sección española destinada a canalizar la propaganda británica hacia la Península: La Voz de Londres. Los programas debían evitar toda referencia a las cuestiones de España o eludir cualquier crítica al régimen de Franco. Hubo también una propaganda hacia la prensa escrita cuya orientación y financiación procedían también del Ministerio de Información británico.
Otra empresa fundamental es la revista de pensamiento, sociología y literatura Cuadernos, fundada en París que movilizó a lo más selecto del exilio cultural español en su amplísima vertiente anticomunista en el contexto de la Guerra Fría. El mismo año en que dejó de publicarse Cuadernos aparecía también en París el primer número de la revista Cuadernos del Ruedo Ibérico. Se trata de un título fundamental para la última etapa del exilio, creado por iniciativa del anarquista José Martínez y de Jorge Semprún y Fernando Claudín (expulsados del PCE). Su línea respondía a un cierto frentepopulismo cultural cercano a la realidad española. Como revista del exilio, le era casi imposible su distribución en España..
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