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La democracia constitucional y el periodismo: ¿la pareja perfecta?

Foto del escritor: Irene Gómez DíazIrene Gómez Díaz

Después de un periodo de transición llegó la calma con aires de tormenta: la democracia constitucional


Irene Gómez Díaz

Madrid, siglo XXI



Portada de El País tras el golpe de estado fallido del 23 de febrero de 1981


Los años 80 son años de transición cercanos a la democracia constitucional. En materia de la información, en la Constitución de 1978 se conoce en el artículo 20, dentro del grupo de los derechos fundamentales, el derecho “a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”, así como “a comunicar y recibir información veraz por cualquier medio de difusión”. El único límite era “el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia”. En la actualidad, los límites son difíciles de establecer pero el derecho de libertad de expresión prevalece sobre los límites si el asunto sobre el que se informa es de relevancia social.


En este contexto de libertad y de independencia de los medios, podemos observar que a partir de los 80, el Estado interviene poco o nada en los medios, como sí que ocurría en la dictadura y sobre todo en el primer franquismo.


Por otro lado, los avances tecnológicos en las imprentas son notorios: en El País, se adopta la fotocomposición y la impresión offset, y se destierra el plomo caliente. Por otro lado, impulsa el sistema de redacción electrónica, que copiarían otros periódicos como ABC o La Vanguardia. Esto hizo que las plantillas se redujeran y que se suprimiera el tradicional descanso de los lunes. Otros cambios que se introdujeron en la prensa son los suplementos temáticos, la incorporación del color en las portadas, la información gráfica en mayor medida y un incremento de la publicidad.


Mientras que la prensa amarilla se hunde en el fracaso, al público español le atraen las revistas del corazón, como ya ocurría entre los lectores extranjeros. Además, la prensa deportiva era favorita, como ocurre en la actualidad.


Durante este periodo, la prensa goza de un papel muy relevante en eventos como el 23 de febrero de 1981, el fallido golpe de estado de Tejero. TVE y otros medios de comunicación mantuvieron informado a un país en vela y contribuyeron de esta forma a su fracaso. De este modo, se pudo observar como la prensa estaba comprometida con la democracia. La cadena SER desarrolló también una extraordinaria cobertura informativa a lo largo de toda la noche (llamada "la noche de los transistores") como también lo hicieron las fotografías de Pedro Barrio sobre la irrupción de los golpistas en el Congreso.

TVE retransmite el momento en el que los militares entran a las Cortes

Las elecciones de octubre de 1982 dan la victoria a los socialistas. El País, como ya era de suponer, ofreció su completo respaldo al PSOE y a su líder Felipe González. ABC se postuló como líder de la prensa de la oposición, defendiendo los valores tradicionales y en contra de las medidas informativas y educativas que desarrollaban los socialistas. Esto le hace recuperar a su público más conservador que había perdido al inicio de la Transición. El largo gobierno de Felipe González, hasta marzo de 1996, se vio salpicado por el eco que se hacían los medios de los casos de corrupción.


A finales de la década de los ochenta, se abre una época de crecimiento y concentración entre las empresas informativas. Los principales grupos del sector controlaban más del 70% de la difusión de la prensa diaria: PRISA, Grupo Correo, Prensa Española, Grupo Godó, Grupo ZETA y Recoletos, fundamentalmente. La competencia también aumentó en el terreno audiovisual con la aparición de los canales de televisión privados y autonómicos. En este contexto se produce la relación político-empresarial del banquero Mario Conde con El Mundo, Época y Antena3, entre otros medios, y del empresario Javier de la Rosa con Gestevisión Tele5.


La huelga general de diciembre de 1988 y las elecciones de octubre de 1989 hacen tambalearse al gobierno socialista. Ante el debilitamiento del PSOE, que quedó retratado en los medios de comunicación, la nueva figura a la cabeza del Partido Popular, José María Aznar, comenzó a ganar apoyos, aunque no sería hasta las elecciones de 1996 que alcanzaría la presidencia.


En plena campaña electoral aparece el diario El Mundo, dirigido por Pedro J. Ramírez, director de Diario 16, que se mostraba contrario a Felipe González y poseía rasgos radicales y sensacionalistas. El Mundo y Diario 16 denunciaron la corrupción política y los escándalos políticos sin descanso, como el caso GAL.

Portada de Diario 16 sobre los escándalos del Gobierno y ETA


Todos los problemas se agravan con la llegada de la crisis económica, que no causó grandes estragos en la prensa salvo en aquellos diarios que eran más recientes, como es el caso de El Independiente, El Sol o El Observador. La facturación por publicidad es donde más se notarían los efectos de la crisis tanto en diarios como en revistas. No tuvo gran repercusión en radio o en televisión.


Poco a poco, la sociedad fue eligiendo sus cabeceras favoritas: El País, El Mundo, ABC, La Razón (otro recién llegado de 1998), La Vanguardia y El Periódico de Catalunya en Barcelona. La prensa regional, por su parte, la dominaban periódicos como El Correo Español en Bilbao, La Voz de Galicia de La Coruña, El Diario Vasco de San Sebastián, Sur de Málaga o Diario de Cádiz, entre otros.

El PSOE gana de nuevo las elecciones de 1993 pero pierde las siguientes en 1996. De los resultados electorales de marzo de 1996 cabría deducir por tanto una cierta sobrevaloración de la capacidad de movilización de la prensa y de su trascendencia como factor de triunfo o fracaso electoral. El Partido Popular de Aznar se hace con la victoria. Entre los principales problemas relacionados con el ámbito de la información que el presidente tiene que resolver están los derechos televisivos para la retransmisión del deporte de masas: el fútbol. La guerra empresarial de las plataformas digitales


Los medios han seguido ampliando su presencia en todos los ámbitos gracias al desarrollo tecnológico. Se confirma la tendencia a la concentración en el sector en tres grandes grupos empresariales privados: PRISA, Zeta y Correo, embrión de Vocento al fusionarse recientemente con Prensa Española.



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Irene Gómez Díaz 

100431063

Universidad Carlos III de Madrid

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