Triunfo y Cuadernos, las revistas de la oposición
Las revistas Triunfo y Cuadernos para el Diálogo son el resultado de la ley Fraga y representan el nuevo periodo que vivía España
Irene Gómez Díaz
Madrid, siglo XX
Con la aparición de la ley Fraga y una aparente mayor libertad con un espacio especial para la opinión, algunas revistas funcionaron como verdadera vanguardia de la oposición política contra el régimen. Algunas revistas que marcaron la diferencia durante los felices sesenta son Triunfo y Cuadernos para el Diálogo.
Triunfo nació en Valencia en 1946 de la mano de José Ángel Ezcurra como seminario especializado en cine. Dos años después, la redacción se trasladó a Madrid. Gracias a un acuerdo con Movierecord, se convierte en un seminario de información general y se crea la sociedad Prensa Periódica S.A., editora de la revista en su nuevo giro. Se incorporarían figuras como José Monleón, critico teatral literario que trató de recuperar a los escritores del exilio, entre otros, además de jóvenes escritores, periodistas y profesores universitarios. Su sutil tendencia hacia la democracia y el progreso les trajo multitud de problemas con las autoridades, además de arrastrar diferencias económicas con el grupo Movierecord. Cuando se rompen los lazos con esta empresa, inician un ciclo cultural bastante próximo al PCE.
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La revista Triunfo anuncia la muerte de Marilyn Monroe
La sanción más dura que recibió esta revista apuró el límite que establecía la ley para las infracciones muy graves: cuatro meses de suspensión y multa de 250.000 pesetas. Según el ministro Sánchez Bella, la sanción contra Triunfo debía servir de cortafuegos para frenar a un “frente ideológico” que empezaba por socavar la “concepción tradicional y cristiana” de la sociedad y podía acabar destruyendo el orden político.
Por otro lado, Cuadernos para el Diálogo nace en octubre de 1963 con las aportaciones de miles de accionistas. Sus principales impulsores fueron el periodista Pedro Altares y el ex ministro de Educación Joaquín Ruiz Giménez, que había sido destituido por Franco con las revueltas estudiantiles. Cuadernos poseía un tono más ensayístico que Triunfo y un claro acercamiento a la sociología. Lo que más caracterizó a esta publicación fue la puesta en evidencia de una naciente democracia cristiana que se desarrolló en otros medios universitarios, profesionales y sindicales a través del Concilio Vaticano II. En esta misma línea, nacieron publicaciones como la revista El Ciervo de Barcelona. El cuestionamiento del régimen desde posiciones cristianas y progresistas convirtieron a la revista en gran castigada por parte de las autoridades franquistas.
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Portada de Cuadernos para el Diálogo: Democracia y derechos humanos
Estas publicaciones, que promovían el centrismo político con la influencia europea democrática y cristiana y el acercamiento a movimientos contrarios al franquismo, y sus colaboradores (150 parlamentarios de las Cortes elegidos en 1977 habían estado vinculados a Cuadernos), van a dar voz a un nuevo segmento de la población que no se mostraba afín a los valores y a la rigidez de la dictadura.
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