La prensa y los nacionalismos
Actualizado: 23 dic 2020
Como lectores, nos gusta leer escritos de acuerdo con nuestros principios y en muchas ocasiones, sobrepasa a la importancia que le damos a lo que verdaderamente se está contando, dejando en un segundo plano la veracidad de la información que consumimos.
Los medios ni son neutrales ni tienen por qué serlo. En cuanto hay un conflicto, automáticamente la información relacionada va a ir en una dirección u otra. Sin embargo, hay que tratarlo con delicadeza pues los medios tienen la capacidad de convencernos de todo. Este poder de la prensa es desde siempre utilizado por quienes tratan de inculcar un ideal, como por ejemplo, por aquellos que tratan de ensalzar un nacionalismo y patriotismo general.
Los nacionalismos, como todos los movimientos sociopolíticos, necesitan a la prensa como principal medio difusor de sus ideas. Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, afirmó que “el medio más importante de propaganda es la prensa periódica”. Ganar los apoyos del pueblo y cambiar la opinión del mismo es la base del crecimiento de todas las ideologías.
El auge de los movimientos nacionalistas periféricos se ve agravado por el ambiente de crispación derivado del desastre del 98. La prensa refleja la imagen de una sociedad en un determinado periodo de tiempo y ofrece a sus lectores lo que ellos mismos demandan. Por ello, con un pueblo fragmentado y cansado, los periódicos nacionalistas se abren paso y consolidan este movimiento como parte de la vida política de los ciudadanos y no como algo clandestino o como simple fanatismo. El pueblo tiene así un mayor abanico de posibilidades para elaborar su opinión personal que hacen de España un país plural y tolerante ante las diferentes perspectivas de la nación.
El impulso de los nacionalismos periféricos gracias a la difusión de sus principios en la prensa llevó a partidos como el PNV, creado por Sabino Arana en 1895 que contaba con un periódico propio (Bizkaitarra), a expandirse no solo en grandes capitales como Bilbao sino en otros territorios vascos. Por otro lado, el nacionalismo catalán se vio impulsado por publicaciones como La Renaixensa, donde apareció el término “catalanismo” definido para todos sus lectores. A finales del siglo XIX, las élites políticas catalanas comenzaron a concienciarse y a articular el catalanismo a nivel político del que surgieron diversos partidos políticos y otras organizaciones. Los periódicos eran la mejor propaganda.
A su vez, la prensa puede influir de manera negativa en la difusión de los principios nacionalistas. Los periódicos se concibieron como un agravante de la radicalización de los individuos, ya que sólo alimentaban la división entre el estado español y las zonas en las que más fuerte crecía el sentimiento nacionalista: Cataluña, País Vasco y Galicia. Se creó así una nueva tendencia en los nacionalismos: el separatismo o independentismo.
En la actualidad, la prensa ha jugado un papel muy importante en el conflicto catalán. El gobierno de Rajoy llegó a “agradecer” a la prensa su defensa del Estado cuando el embate independentista. Sin embargo, la perspectiva del conflicto catalán que impera en la actualidad varía según la tendencia de cada medio de comunicación; la televisión catalana no ha ofrecido la misma cobertura o la misma postura que otros medios de comunicación, por ejemplo. La importancia que se ha ofrecido a este asunto es enorme y la cobertura, en la mayoría de los casos, es lo bastante amplia como para que cada ciudadano pueda crear una opinión propia contrastada y variada. A raíz de la difusión de estas ideas, la opinión pública y diversos partidos políticos llegaron a pedir una reforma de la Constitución para poder ejercer la autodeterminación. La opinión pública contraria a esta propuesta se refugió en pedir medidas duras para sofocar la rebelión, basadas también en la Constitución (como la aplicación del 155). Todo orquestado por la prensa.
La influencia de este tipo de prensa nacionalista es tal que se llega a calificar como adoctrinadora. Ejemplo de ello es lo ocurrido años atrás con el hundimiento del Maine en Estados Unidos (1898). La prensa americana se hizo eco de manera tan peculiar y despreciativa hacia España que en la sociedad estadounidense nació un sentimiento anti-español. Sin embargo, la prensa española animaba a luchar por el orgullo español y por la defensa de la patria. Los periódicos hicieron renacer un sentimiento patriótico en la sociedad española, salvo algunos diarios como El Heraldo de Madrid o El Imparcial, que
dinamitó el conflicto armado que acabó con la derrota de España. El patriotismo y su difusión en los grandes periódicos ha sido calificado de enmascarar la realidad - o el desastre - en España en sus momentos más duros.
En conclusión, la prensa ha tenido un papel determinante y protagonista en la difusión de los principios nacionalistas que los han hecho crecer hasta nuestros días. Ha elevado a estas ideologías a la máxima categoría política, a modo de propaganda, y al interés de toda la opinión pública. Si bien, es el papel que juega la prensa desde hace ya mucho tiempo y es decisión de uno mismo consumir una prensa más neutral, o bien una prensa más subjetiva, en función de nuestros gustos y de lo que busquemos en los artículos que leemos.
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